Una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los padres es tener que aceptar el hecho de que nuestros hijos van a estar expuestos a situaciones a las que preferiríamos que nunca estuvieran expuestos. Independientemente de lo mucho que intentemos protegerlos de todo lo que puede suponer un riesgo para su salud mental o emocional, la realidad es que tarde o temprano van a ver y a oír cosas a las que desearíamos que no tuvieran que hacer frente hasta que fueran un poco más mayores.
Una de esas cosas es la violencia que podemos encontrar en las redes sociales y en otros espacios del mundo digital. Tanto si se trata de imágenes gráficas de conflictos bélicos, personas autolesionándose, ataques violentos, peleas en colegios o vídeos de bromas abiertamente agresivas, el contenido violento está cada vez más presente en la vida digital de los más pequeños, incluso cuando no tienen ninguna intención de acceder a él.
Es posible que creas que tus hijos están a salvo de este tipo de publicaciones, pero lo más probable es que ya hayan tenido algún contacto con ellas. Ya sea en el dispositivo de un amigo, como parte de un vídeo viral o a través de las cronologías de sus cuentas, la mayoría de los niños terminan consumiendo materiales violentos en Internet tarde o temprano (y con frecuencia antes de que sus cerebros estén preparados para entender lo que han visto). De ahí que sea tan importante que los padres abordemos de forma proactiva el tema de la violencia en las redes sociales en lugar de esperar a que se convierta en un problema.
Por qué son tan importantes estas conversaciones
Si hay algo peor que el hecho de que los más pequeños acaben expuestos a contenidos violentos es que se vean obligados a gestionar solos los sentimientos y las dudas que inevitablemente suelen acompañar a esta experiencia. Es fundamental que cuenten con la orientación y el apoyo de adultos de confianza que les ayuden a entender lo que han visto, ante los que puedan expresar sus sentimientos y que les permitan desarrollar estrategias de afrontamiento saludables cuando tengan que volver a enfrentarse a una experiencia angustiosa en el futuro.
El contenido violento y sus efectos sobre la salud mental de los niños
Entre los síntomas más habituales asociados al consumo de contenidos violentos se encuentran:
- un aumento de la ansiedad o una mayor reticencia a separarse de los padres;
- problemas para dormir o episodios de pesadillas o terrores nocturnos;
- dificultades para concentrarse, hacer los deberes o realizar las tareas domésticas;
- comportamientos agresivos;
- pérdida de sensibilidad ante la violencia en el mundo real;
- grandes cambios de humor o alteraciones en la conducta que se salen de lo habitual.
Estas consecuencias pueden ser más graves en el caso de los niños pequeños o que ya sufren algún trastorno de salud mental; de ahí que la implicación de los padres en su vida digital resulte esencial. Nuestra responsabilidad no consiste únicamente en establecer límites, sino en ayudar a nuestros hijos a procesar las experiencias que viven en Internet.
El primer paso: mantener una comunicación constante y honesta
Si tus hijos aún son pequeños (entre 5 y 9 años)
Utiliza un lenguaje sencillo y tranquilizador:
- «A veces la gente publica cosas en Internet que dan miedo, como peleas o situaciones de emergencia».
- «Si alguna vez ves algo que te haga sentir nervioso o alterado, quiero que me avises inmediatamente».
- Explícales con delicadeza y tacto que no todo lo que se publica en la Red es real, que solo porque hayan visto un vídeo, una imagen u otro tipo de contenido no significa que eso les vaya suceder a ellos, y que siempre pueden acudir a ti si necesitan desahogarse o tienen alguna duda sobre el tema.
Si tus hijos son preadolescentes (entre 10 y 13 años)
Durante esta etapa, los niños suelen pasar más tiempo expuestos a contenidos digitales y ser más susceptibles a la presión del grupo.
- Pregúntales qué han visto y cómo les ha hecho sentir.
- Anímalos a utilizar el pensamiento crítico: «¿Por qué crees que alguien ha decidido publicar eso?» o «¿Crees que los vídeos de este tipo ayudan a la gente o que más bien son perjudiciales?».
- Explícales claramente cómo puede afectar a su cerebro y a su salud emocional consumir continuamente este tipo de contenidos.
Si tus hijos son adolescentes (entre 14 y 18 años)
A esta edad, es importante que promovamos el pensamiento crítico y el diálogo. Algunos adolescentes tienden a menospreciar su exposición o sus reacciones, pero eso no significa que no les afecte lo que han visto.
- Evita que se sientan juzgados: «Eso suena realmente desagradable. ¿Quieres que hablemos sobre el tema?».
- Invítalos a reflexionar: «¿Cómo ha afectado a tu estado de ánimo lo que has visto?».
- Recuérdales que no tienen por qué ver ni compartir contenidos violentos si no desean hacerlo, y que el hecho de evitar consumir esta clase de publicaciones no es una muestra de debilidad. Explícales cómo actúas tú cuando te encuentras en Internet contenidos que sabes que pueden afectarte de forma negativa.
![2025-06-[Blog]-How-to-talk-to-your-child-about-violence-on-social-media_InsideImage talking to your child about violence on social media](https://static.qustodio.com/public-site/uploads/2025/06/25124201/2025-06-Blog-How-to-talk-to-your-child-about-violence-on-social-media_InsideImage.png)
Deja que expresen sus sentimientos sin juzgarlos
Por ejemplo, puedes decirles:
- «Es normal que te sientas asustado o confuso, o que se te haya revuelto el estómago después de ver ese vídeo.
- «En el mundo pasan cosas malas constantemente, y a mí también me horrorizan».
- «Me alegro de que hayas acudido a mí. No tienes por qué enfrentarte a esto solo».
Evita utilizar expresiones como «no es para tanto», «ni siquiera ha sucedido aquí» o «no le des más vueltas». Aunque tu intención sea buena, esta clase de comentarios pueden provocar que tus hijos se sientan avergonzados o que repriman sus emociones.
Mantente alerta por si necesitan otro tipo de apoyo
El hecho de que tu hijo necesite un apoyo adicional no quiere decir que le hayas fallado como padre ni que le suceda algo «malo». A veces, los niños necesitan estrategias específicas o ayuda profesional para procesar las experiencias difíciles de una forma saludable. Un psicólogo infantil también puede ofrecer la información y las herramientas que necesitas para afrontar esta clase de experiencias con tus hijos.
Edúcales en el uso responsable de la tecnología y conciéncialos de la importancia de los límites
A continuación encontrarás algunas preguntas que puedes plantearles para animarles a reflexionar sobre el contenido que consumen en la Red:
- «¿Cómo te sientes después de ver contenidos violentos o traumáticos?».
- «¿Dedicar tiempo a la plataforma XYZ te hace sentir mejor o peor?».
- «Si te encuentras algo que te hace sentir mal, ¿qué puedes hacer en lugar de seguir viéndolo?».
- «¿Qué tipo de contenidos son tus favoritos?».
Ofréceles a tus hijos las herramientas que necesitan para reducir su exposición a los contenidos problemáticos y dales ejemplo con tu propio comportamiento. Asegúrate de que comprendan por qué es importante dejar de seguir a cualquier usuario que suela publicar contenidos perjudiciales; descansar periódicamente de las redes sociales; utilizar la configuración de los dispositivos, las aplicaciones y las plataformas para reducir determinados tipos de publicaciones no deseadas, y seleccionar cuidadosamente las cuentas con las que interactúan en su cronología para anteponer los contenidos positivos a los perjudiciales.
Por qué las opciones de control parental son una parte fundamental de la solución
Por ello, implicarnos continuamente en su vida digital es fundamental si queremos promover el diálogo, ofrecerles apoyo, ayudarles a solucionar los posibles problemas y seguir abordando el uso de los dispositivos electrónicos juntos.
Las herramientas de control parental como Qustodio nos facilitan la tarea de gestionar el tiempo que nuestros hijos pasan delante de la pantalla, supervisar el uso de las aplicaciones y filtrar los contenidos inapropiados. Utilizar las opciones que incluyen los propios dispositivos y las aplicaciones también es importante. Sin embargo, estas herramientas son más efectivas cuando fomentamos una buena comunicación con los más pequeños basada en la empatía y la confianza mutua.
No podemos controlar todo lo que ven nuestros hijos, pero sí podemos decidir cómo apoyarles cuando están expuestos a publicaciones traumáticas o perjudiciales. También podemos tomar algunas medidas para reducir o minimizar su exposición a los contenidos inapropiados en Internet. Si establecemos límites respecto al uso que hacen de la Red y nos aseguramos de que los respetan, creamos un entorno que promueva una comunicación abierta, les escuchamos sin jugarlos y les damos ejemplo con nuestros propios hábitos tecnológicos, podremos ofrecer a nuestros hijos las herramientas que necesitan para desenvolverse en ese entorno complicado y angustioso que suele ser el mundo digital de una forma más clara y segura.