Si tus hijos tienen entre 10 y 12 años, es probable que hayas observado un gran número de cambios en la forma en la que piensan, hablan o se comportan. A esta edad, los niños comienzan a dejar atrás la infancia y se preparan para entrar en la adolescencia, y esta transición puede marcar el comienzo de un periodo turbulento en muchos sentidos, tanto para ti como para ellos. Muchos aspectos de sus vidas se van volviendo cada vez más complicados a lo largo de esta etapa, y uno de ellos es su relación con la tecnología. Cuando llegan a la preadolescencia, ya no se limitan a disfrutar de los juegos para niños o a ver dibujos animados, sino que comienzan a establecer relaciones cada vez más complejas a través de Internet en torno a temas como los juegos multijugador, las aplicaciones de mensajería, las redes sociales, las aficiones relacionadas con la creación de vídeos o los trabajos escolares.
A medida que nuestros hijos crecen y maduran, es fundamental que adaptemos los límites y las conversaciones que mantenemos con ellos respecto al mundo digital si queremos proteger su seguridad y al mismo tiempo permitirles disfrutar de las ventajas que este les ofrece. En este artículo, te explicamos cuáles son las principales necesidades de tus hijos durante esta etapa de su desarrollo y por qué es fundamental limitar el tiempo que dedican a los dispositivos, y te daremos una serie de estrategias prácticas que te facilitarán mucho las cosas a la hora de fomentar unos hábitos digitales más saludables en casa.
Por qué es importante limitar el uso de la tecnología en la preadolescencia
Los preadolescentes se encuentran en una fase de transición que denominamos «infancia tardía». Se trata de la última etapa de la niñez que precede a la adolescencia. A nivel de desarrollo, los niños de esta edad tienden a buscar una mayor autonomía y a reafirmar su identidad, aunque aún necesitan en gran medida la orientación y la sensación de estructura que les brindan sus padres y otros cuidadores. La preadolescencia es también el momento en el que empiezan a desarrollar el pensamiento abstracto y el razonamiento moral, y también se ven fuertemente influenciados por las relaciones que mantienen con otros niños de su edad, dos factores que pueden afectar en gran medida a su forma de interactuar con el mundo digital.
Las funciones ejecutivas y la capacidad de autocontrol aún no están totalmente desarrolladas
Los niños que se encuentran en esta etapa de crecimiento suelen tener problemas para controlar sus impulsos, gestionar el tiempo y evaluar los riesgos. Todas estas actividades son controladas por la corteza prefrontal del cerebro (que continúa desarrollándose hasta bien entrada la veintena). Eso significa que son más propensos a perder la noción del tiempo, a cambiar constantemente el foco de atención entre más de una aplicación y a practicar comportamientos de riesgo en Internet sin ser plenamente conscientes de las consecuencias.
Los estudios demuestran que abusar de la tecnología durante la preadolescencia puede afectar al desarrollo de las habilidades relacionadas con las funciones ejecutivas que necesitan para poder desenvolverse correctamente en el colegio, en sus relaciones interpersonales y en la vida. Este hecho en sí ya es motivo suficiente para supervisar el uso que hacen de los dispositivos y establecer unos límites apropiados para su edad.
Los efectos sobre la salud mental y el aumento de la presión social
Los preadolescentes están empezando a desarrollar su identidad social, y las plataformas digitales pueden contribuir a exacerbar sus inseguridades. Es posible que se comparen con otras personas, que empiecen a buscar la validación de los demás o que acaben expuestos al ciberacoso. Los investigadores asocian el uso intensivo de las pantallas (y, especialmente, el de las redes sociales) con un incremento de los casos de depresión y ansiedad entre los niños de esta franja de edad. Establecer límites y ceñirnos a ellos durante esta etapa de su desarrollo contribuirá a proteger la salud mental de los más pequeños y evitará que desarrollen problemas más graves durante la adolescencia.
El inicio de una nueva etapa escolar conlleva nuevas exigencias
A medida que se acerca el momento de empezar el instituto, los niños tienen que hacer frente a expectativas cada vez más elevadas en el terreno académico. El uso excesivo de los dispositivos tecnológicos puede interferir con la realización de actividades más importantes, como leer, hacer ejercicio físico, llevar a cabo alguna actividad extracurricular o disfrutar de un noche de sueño reparador, que son esenciales para garantizar su correcto desarrollo y ayudarles a superar con éxito esta etapa educativa.
Teniendo en cuenta todos los factores que afectan al desarrollo de nuestros hijos durante esta etapa, es evidente que cuando hablamos de establecer unos límites proporcionados y saludables para su edad no se trata de castigarlos, sino de ayudarles a alcanzar el equilibrio, desarrollar el sentido de la responsabilidad y garantizar su bienestar digital a largo plazo.
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Estrategias para limitar la exposición a las pantallas durante la preadolescencia
A diferencia de los niños pequeños, a partir de los diez años nuestros hijos ya son capaces de entender las normas y los razonamientos. También habrá más probabilidades de que respeten los límites si se sienten escuchados y aplicamos las reglas de forma justa y coherente. A continuación, encontrarás cinco estrategias básicas que te ayudarán en este sentido:
1. Elaborad juntos un acuerdo sobre el uso de la tecnología
A esta edad, es importante que cuentes con tus hijos a la hora de establecer unas expectativas respecto al uso los dispositivos electrónicos. Sentaos juntos y redactad un acuerdo digital familiar que incluya los límites que habéis fijado, como:
- no utilizar las pantallas a la hora de las comidas ni antes de acostarse;
- el tiempo máximo que pueden dedicar a la tecnología después del colegio (p. ej., dos horas);
- un horario de descanso que les permita compartir tiempo con su familia y amigos o jugar al aire libre;
- unas normas básicas respecto al uso de los medios digitales, los videojuegos o las plataformas de vídeo.
Redactar juntos el acuerdo ofrecerá a tus hijos cierto grado de control y les animará a ser más constantes en su cumplimiento.
2. Equilibra el tiempo que utilizan los dispositivos con otro tipo de actividades
Trabaja con tus hijos para establecer una rutina diaria que anteponga las actividades esenciales al uso de la tecnología. Por ejemplo, puedes ponerles como condición:
- que realicen 30 minutos de actividad física o que pasen tiempo al aire libre;
- que hagan antes los deberes;
- que colaboren en las tareas domésticas o las responsabilidades familiares;
- que disfruten un rato de la lectura o den rienda suelta a su creatividad con algún proyecto.
Esta estrategia es una buena forma de ayudarles a alcanzar el equilibrio entre el mundo real y el digital y de inculcarles que hay tareas que deben tener prioridad frente al uso de los dispositivos.
3. Anímales no solo a desconectar, sino ser más conscientes del uso que hacen de la tecnología
En lugar de centrarte únicamente en el tiempo que tus hijos pasan delante de la pantalla, presta atención a lo que hacen y a cómo les hace sentir. Ver un documental científico, programar un juego o realizar una videollamada con sus abuelos les afecta de forma diferente que pasar la tarde viendo vídeos en TikTok o hacer un maratón de series.
Una buena forma de ayudarles a reflexionar sobre sus hábitos digitales es hacerles preguntas del estilo:
- «¿Cómo os sentís cuando usáis esa aplicación?».
- «¿Qué habéis aprendido mientras veíais ese vídeo?».
- «¿Creéis que ese juego os ayuda a relajaros o solo sirve para aumentar vuestra frustración?».
Estas conversaciones son una buena forma de promover su alfabetización digital y de concienciarles de los efectos que puede tener la tecnología a nivel emocional. Asimismo, este es un buen momento para recordar que no es aconsejable que los niños que se encuentran en esta etapa de su desarrollo dispongan de un perfil propio en las redes sociales ni dediquen demasiado tiempo a este tipo de plataformas. La mayoría de estas redes establecen una edad mínima de 13 años para registrarse como usuario; sin embargo, tú eres el único que puede decidir si tus hijos están preparados para usarlas de forma saludable llegado el momento.
4. Utiliza alguna herramienta de control parental para aplicar los límites que has establecido
Ser padre no es tarea fácil; por eso, mi recomendación para las familias es siempre que recurran a la ayuda de la tecnología para simplificar las cosas en la medida de lo posible. Usar alguna herramienta de control parental como Qustodio (la aplicación que solía utilizar cuando mis hijos eran menores) te permitirá ser coherente a la hora de establecer unas normas y unos límites en casa y ceñirte a ellos. Estas aplicaciones se pueden usar en combinación con las opciones de control parental de cada dispositivo e incluyen una serie de funciones personalizables que te permiten:
- establecer límites de tiempo diarios;
- bloquear el contenido inapropiado;
- supervisar el uso de las aplicaciones, las visitas a los sitios web y los chats;
- recibir alertas cuando aparezca algún tema preocupante en los mensajes de tus hijos;
- programar un horario de descanso (p. ej., antes de acostarse).
Si deseas obtener más información, consulta esta guía sobre cómo configurar los controles parentales para los adolescentes y los preadolescentes.
5. Sé consecuente, pero flexible
Los niños de esta edad necesitan cierto grado de coherencia, pero también es importante que seamos flexibles. Es posible que algún día tengan que pasar más tiempo delante de la pantalla para hacer los deberes, o que organicen una quedada virtual con sus amigos. Por eso, es importante que estés preparado para adaptar los límites en función de vuestras necesidades, pero sin prescindir de ellos por completo. Comprobar periódicamente si las reglas que habéis acordado respecto al uso de los dispositivos siguen siendo adecuadas os permitirá ir actualizando vuestro acuerdo a medida que pase el tiempo y las circunstancias cambien.
Recomendaciones para hablar con tus hijos de la tecnología durante la preadolescencia
Explícales claramente cuál es el objetivo de los límites
Puedes empezar diciéndoles: «Soy consciente de lo mucho que os gusta jugar a los videojuegos y ver vídeos, y creo que está muy bien que hayáis encontrado una forma de descubrir nuevas aficiones. Sin embargo, he observado que dedicar demasiado tiempo a los dispositivos puede afectar a vuestra capacidad de concentración, vuestra calidad de sueño y vuestro bienestar. Mi prioridad es ayudaros a proteger vuestra salud y a alcanzar un equilibrio entre el mundo real y el digital, así que me gustaría que acordáramos unas normas básicas que os permitan hacer ambas cosas».
De este modo, se sentirán apoyados y te resultará más fácil conseguir que cooperen.
Enséñales a proteger su seguridad en Internet y a reaccionar ante las ciberamenazas
Habla abiertamente con ellos de la importancia de proteger su seguridad y ser respetuosos con los demás en el mundo digital, aunque todavía no hayan empezado a utilizar oficialmente las redes sociales:
«Si alguien os dice algo que os haga sentir incómodos, o veis algo que os parezca sospechoso o desagradable, quiero que vengáis a hablar conmigo. No pasa nada; no voy a enfadarme. Juntos encontraremos una forma de resolver el problema».
Asegúrate de que comprendan que pueden acudir a ti cuando necesiten ayuda y mantén las vías de comunicación abiertas.
Anímales a utilizar la tecnología de forma consciente
Hazles preguntas que les animen a reflexionar sus hábitos digitales:
«¿Os habéis detenido a pensar en cómo os sentís cuando pasáis demasiado tiempo delante de la tableta?».
«¿Crees que esa serie o ese juego os ayuda a relajaros, o solo consigue que os sintáis más estresados?».
Estas conversaciones les ayudarán a desarrollar mecanismos de autocontrol y a encontrar la motivación interna que necesitan para tomar mejores decisiones.
Nadie ha dicho que apoyar a nuestros hijos durante la preadolescencia sea tarea fácil. Cuando hablamos de limitar el tiempo que pasan delante de la pantalla, el objetivo no es controlar todo lo que hacen, sino ayudarles a seguir desarrollando el sentido de la responsabilidad, alcanzar un equilibrio saludable y promover su bienestar digital a largo plazo. Esta etapa en la que empiezan a desarrollar sus propias opiniones y son más autónomos es el momento perfecto para inculcarles las habilidades que necesitarán tanto durante la adolescencia como a lo largo de toda su vida adulta. Establecer unas rutinas y ceñirnos a ellas, contar con ellos a la hora de establecer unas normas básicas y fomentar una buena comunicación en casa es fundamental si queremos enseñarles a utilizar la tecnología de una forma que favorezca su desarrollo, les ayude a establecer relaciones saludables y garantice su bienestar.